miércoles, 22 de febrero de 2012

BONAFINI DIXIT

 
 
 
 
EL LIBRO GORDO DE DOÑA HEBE...
RECOPILACION DEL PERMANENTE LLAMADO AL AMOR DE ESTA SUFRIDA Y HUMILDE ABUELITA.
VEAMOS SUS AMOROSAS Y VEHEMENTES OPINIONES PÚBLICAS
SOBRE HECHOS TRASCENDENTES DEL PAIS Y LA HUMANIDAD
 
Cuando murió el Papa Juan Pablo II:
"Nosotras deseamos que este hijo de puta se queme vivo en el infierno.
Es un cerdo.
Un sacerdote me dijo que el cerdo se come… pero este Papa es incomible.”  
Sobre el atentado a las Torres Gemelas en Nueva York:“Yo estaba con mi hija en Cuba y me alegré mucho cuando escuché la noticia.
No voy a ser hipócrita con este tema: no me dolió para nada el atentado.”  
En ocasión del velatorio del ex presidente Raúl Alfonsín:“Fue una movilización de las clases altas y medias, que siempre salen para estas cosas. Desde mi lugar, yo hago el más grande repudio para todos los hipócritas que lo fueron a aplaudir al puto ese"  
Sobre Julio Cobos, vicepresidente de la Nación:"Está armando un gobierno paralelo y eso es ser un hijo de mil putas.
Alguien tiene que sacarlo ya mismo de la Casa Rosada.
No hay otra, tenemos que terminar con esto."   
Sobre la inauguración del Museo de la Memoria:"Qué pena que no estén los FAL, que eran las armas con las que nuestros hijos quisieron hacer la revolución. Si el museo no va a mostrar cómo fue esa organización revolucionaria, las luchas que se libraron, los hechos que se realizaron, no sirve."
Sobre Susana Giménez y la pena de muerte:
“¿Cuál es nuestra seguridad con estas vedette que son más putas que vedette, que se atreven a hablar de derechos humanos cuando bailaron y se acostaron a culiar con todos los represores?”
Sobre la mayoría opositora en el Congreso:
“El Parlamento no vale nada, ni una mierda, todos los días nos hacen la contra.” 
Sobre la narcoguerrilla colombiana:
"Estamos con los compañeros de las FARC, estamos con Chávez, estamos con nuestro presidente Néstor.
Uribe es una mierda y un hijo de puta.
”  Sobre el periodista Horacio Verbitsky:“Es un sirviente de los Estados Unidos. Además de ser judío, es totalmente pronorteamericano”.  
Sobre las retenciones móviles al campo:“Otro gobierno ya los hubiera desalojado de las rutas a los palos y con gases, como se lo merecían.
”  Sobre la Corte Suprema de Justicia de la Nación:“Son unos turros, cómplices de la dictadura.
Tienen que renunciar y se tienen que ir si no quieren ayudar al pueblo. Hay que arrancarle a esta Corte la decisión que es nuestra.
Arranquémosela de la mano y si tenemos que tomar el Palacio de Tribunales, tomémoslo.” 
Sobre la realeza inglesa:
Si una vez los echamos con aceite hirviendo, empecemos a calentar el aceite.
Esa vieja puta (la reina) vive en su castillo; bueno, que se lo meta en el orto.
Me importa un pito el castillo de la reina.”  
Sobre la comunidad boliviana:
"¡Váyanse de nuestra plaza, bolitas hijos de mil putas! ¡Váyanse bolivianos de mierda!"

martes, 21 de febrero de 2012

UN TERRIBLE ERROR DE JUVENTUD


La violencia revolucionaria de los años 70 y su actual reivindicación
Por Julio Bárbaro  | Para LA NACION

Alguien inventó una supuesta teoría según la cual hubo en el país una violencia asesina y nefasta y otra revolucionaria y digna de todo respeto. Las dos violencias -la revolucionaria y la represora- son parte de un pasado sobre el que se fue imponiendo una mezcla de amnesia y de dolor que, a partir de una justa condena, termina en una absurda reivindicación.

Estas cosas son parte, además, de un discurso del que somos rehenes, donde casi el único espacio legítimo está dado por el hecho de haber participado en la violencia revolucionaria de los años 70 (o, en su defecto, por aplaudir a los que lo hicieron). Allí el número de los desaparecidos no puede pronunciarse en vano, como si el mito fuera tan sólo una exageración de la verdad. La justa crítica a la demencia represora se revierte en adulación a la supuesta víctima, que termina siendo un héroe trágico sin culpa alguna que lavar.

Estoy inmerso en este debate debido al papel que me tocó jugar en esa época y al absurdo de que terminen siendo ellos, los revolucionarios, los herederos de un peronismo al que desprecian. Jamás participé ni me relacioné siquiera con los represores, no eran mi mundo ni dejaron nunca de ser mis enemigos. Pero la violencia surgió en mi grupo y se desarrolló en mi espacio: me casé en el 68, y más de la mitad de mis invitados fueron víctimas de esa represión. Ayudaban en misa Norberto Habegger y Horacio Mendizábal, quienes junto con Oscar De Gregorio me regalaron parte de mi luna de miel. Esos tres amigos fueron centrales en la violencia y caminan buena parte del libro Recuerdos de la muerte , de Miguel Bonasso. Una foto de nosotros cuatro cenando con la madre del sacerdote Camilo Torres me recuerda los prolegómenos de aquellas guerras.

Todo se inició con el golpe de Onganía y La noche de los bastones largos: destruir la Universidad implicó impulsar a la juventud hacia la violencia, que pronto se transformó en una práctica de la que me negué a participar. La discusión fue ardua y se fue volviendo agresiva. Sostuve siempre que no se trataba de una cuestión de valentía, sino tan sólo de enfrentar al sistema en su lugar de mayor fortaleza.

Quedamos amigos, pero separados. Con dos de ellos me seguí viendo siempre, aun en sus peores momentos, hasta en el Mundial de fútbol del 78, cuando ya casi nadie aceptaba el riesgo de frecuentarlos. El tiempo resolvió aquella disputa entre violencia y democracia. La resolvió sin dejar dudas, y no se necesita negar el resultado para salvar la dignidad y el heroísmo de sus víctimas.

Fuimos muchos los que enfrentamos aquella práctica violenta, y teníamos razón. Lo importante no es que nos lo reconozcan como personas. Lo imprescindible es que aquello, que tuvo mucho de demencia, no termine ocupando, en el relato que hereden nuestros hijos, el lugar de la sublime rebeldía.

Nadie deja de respetar la dignidad y valentía sin límites de las madres y abuelas de los desaparecidos. Pero debemos tener cuidado, porque no es en el amor de los deudos donde explican y encuentran razón las propuestas de sus hijos. Si los jefes responsables de aquella demencia están vivos y no tienen nada que aportar es debido a la pobreza ideológica de aquella causa.

Son decenas los sucesos que viví en aquellos tiempos. Tantos, como silencios guardo de dolores y fracasos, errores y también traiciones. En el exilio o en el retorno, muchos valientes en la guerra no estuvieron presentes cuando había que ayudar al amigo necesitado o herido, sobreviviente de la contienda. Fui casualmente el diputado electo que más tiempo compartió con los presos en Trelew, ni siquiera pude asumir y jurar con mis compañeros al estar ocupado en los viajes de traslado de esos detenidos a esta Capital.

Participé en el velatorio clandestino de Fernández Palmeiro, herido de muerte por el custodio de Hermes Quijada. Somos muchos los que no acompañamos la violencia, mientras nos mantuvimos amigos y solidarios con esa entrega en la que no encontrábamos coincidencia ideológica. Por eso defiendo la posición del general Perón cuando enfrentó la violencia con la lucidez que nos hubiera ayudado a evitar esa confrontación; no por el sólo hecho de mantenerme fiel a aquel oficialismo, sino por el daño enorme que implica reivindicar ahora el error que nos llevó a tanto dolor.
La condena a la violencia, el abrazo y encuentro con Ricardo Balbín y la convocatoria a la unidad nacional son ya patrimonio indiscutible de nuestra sociedad. Nada hay más retrógrado que negar la validez de ese aporte.

El encuentro casual entre el pragmatismo de la presidenta Cristina Kirchner y los sobrevivientes de aquella gesta no es un detalle político: implica una peligrosa reivindicación de los errores del pasado con el solo propósito de encontrar culpables en los casuales enemigos del presente.

La violencia pudo haber encontrado justificación durante la dictadura, pero fue un grave error su ejercicio en democracia. Los vericuetos de la historia hicieron que el verdugo, con sus uniformados y sus mandantes, perdiera su derecho a existir por la atrocidad de la represión que ejerció. Pero no es allí donde la violencia encuentra su justificación, ni remotamente ésa la consecuencia buscada.

Jamás olvidaré las palabras de aquel guerrillero que, en plena dictadura, me dijo en charla mesurada: "Se necesita mucha sangre para que se acorten los tiempos". Era mi amigo del alma y estaba comprometido con sus palabras. Errores que se pagaron con demasiadas vidas, donde muchos eligieron el riesgo de la muerte, al asumir el camino equivocado.

Nunca fui parte de la violencia como miembro asumido de esa causa, pero de los amigos presentes en mi casamiento religioso, más de la mitad perdió la vida por ella. Compartí demasiadas etapas sin ser otra cosa que un simple amigo de aquellos con los que no coincidía, desde mi exilio hasta mi secuestro; todo fue simple consecuencia de esa amistad. Los militares asesinos pensaban que quien no estaba con ellos coincidía con sus enemigos, y algunos revolucionarios intentaron opinar algo parecido.

Cada tanto me vuelvo a encontrar con algunos de los más duros de aquellos tiempos y pasamos horas rodeados de recuerdos, de momentos sublimes y también de agachadas, siempre con tantos ausentes, como si tuviéramos más de 100 años. Pero seguimos enamorados del debate, aunque ninguno hace la autocrítica.

Eso sí, supimos crear entre unos y otros un ejemplo de mundo solidario. No habremos llegado al socialismo, pero al menos intentamos ser dignos de ocupar el espacio de buenas personas. Son heroicos los que entregaron sus vidas por la noble causa de recuperar la justicia para los que menos tienen, pero con la misma vehemencia hay que decir que estamos obligados a cuestionar el error aquellos que, de una u otra manera, pudimos sobrevivir a esa demencia. Son demasiados los que participaron del sacrificio y se mantienen en silencio con la conciencia de haber sido leales a sí mismos.

Recuerdo la noche en que el maravilloso Tuly brindaba en la mayor pobreza por sus 40 años. Levantó la copa y dijo: "Este es mi segundo exilio y yo nunca fui gobierno". Detrás de tanta hojarasca hay miles de militantes dignos que transitan la madurez en silencio. Respetar a los desaparecidos es tan importante como insistir en el error de sus ideas. A los héroes los define la entrega; a la política, el acierto. Y la historia sólo vale cuando se somete al rigor de la verdad.

Ellos soñaron y lucharon por un mundo mejor, cumplieron dignamente la obligación de toda juventud. Ahora es el tiempo del consejo sabio a los hijos. Aclarémosles a ellos que la entrega fue un regalo de la vida y la violencia, un terrible error de juventud.

© LA NACION
El autor, politólogo, fue responsable del Comfer..

viernes, 10 de febrero de 2012

CLAUDIO MARIA DOMINGUEZ GURÚ RECARGADO

Pseudociencias

Las patrañas de Claudio María Domínguez: un chanta recargado

“UN MUNDO MEJOR”, SU REVISTA, A LA LUZ DEL PENSAMIENTO CRÍTICO

Las patrañas de Claudio María Domínguez: un chanta recargado
Verás que todo es mentira…

El charlatán de feria (1) Claudio María Domínguez, posee una nueva unidad de negocios: el magazine de esoterismo posmoderno Un Mundo Mejor. El carismático profeta de las pseudociencias, satura los kioscos con su literatura “redentora” a sólo $ 9,90. Ese es el precio monetario para abrirnos al “estado de iluminación” que nos propone el mundo de los negocios, perdón el mundo mejor del Sr. Domínguez.
Al hojear la revista de marras, puede notarse la calidad del formato de su diseño gráfico y el papel ilustración con que está confeccionada. Es una edición muy cuidada que sirve de sostén a contenidos prehistóricos de la evolución. También convergen allí variedad de géneros literarios: realismo fantástico/mágico, pseudociencias, ficción, y el dualismo que atraviesan todo los relatos sembrando confusión. Cóctel explosivo que nos embriaga de la insoportable levedad del esoterismo oriental, reciclado torpemente. Este demérito es transformado por Don Claudio María, en un ariete de su marketing estratégico. La banalidad en packaging simple de digerir, es la concepción primaria del entramado de esta revista mensual.
Los contenidos discursivos básicos repetidos hasta el hartazgo, es el condimento esparcido en todos los artículos. Muy claramente a pie de página de la nota editorial, muestra su pertenencia intelectual de todo lo escrito. El 50% de sus elucubraciones son mentiras, el otro 50% engaños, fabulaciones En síntesis: he escuchado mejores discursos en niños de dos años de edad.

Domínguez, un aprendiz de brujo

 Algunos autores de cuño constructivistas-relativistas-, sostienen que estamos transitando un estado posmoderno (2). Como si toda la evolución humana ha sido tamizada por la incertidumbre permanente. Incapaces de llegar a la verdad (según esta escuela), sólo queda por aceptar que todo es conocimiento. Que la verdad compartida por un grupo de sujetos (un clan), es un saber objetivo sin necesidad que ponerla a prueba. Esta lógica irracional es bienvenida por los cultores de filosofías oscurantistas y pseudocientíficas. Un adalid de esta “secta infectante” del pensamiento crítico, fue el filósofo americano Paul Feyerabend. Su frase de anarquismo epistemológico lo define: “todo vale” (anything goes). En referencia a la ausencia de una metodología confiable para descifrar la naturaleza del mundo físico. La escuela primordial del mediático gurú argentino es el sincretismo: unión de diferentes doctrinas difíciles de conciliar. Lo logra mediante carisma y verborragia; la argamasa de su pyme en expansión que nos invade como alienígenas capitalistas.
 El constructivismo-relativismo, es una inmejorable opción para la legitimación de guiones y prácticas irracionalistas como las defendidas por Claudio Domínguez. El número 7 de su nuevo emprendimiento nos presenta un caso conmovedor: Gary Renard. Un predicador de pseudociencias norteamericano. Sin ruborizarse, acepta los delirios místicos del extranjero: “repentinamente, hace 18 años, recibí la primera de una serie de visitas de dos personas que se me aparecieron en el sofá de mi sala de estar” (...) —recita Renard, y continúa: “Arten y Pursah, dijeron que eran maestros ascendidos” (…). ¿Y por qué fue elegido este ignoto personaje por estos seres ascendidos? La respuesta es más delirante que el propio Domínguez: “tenía mucho tiempo libre, trabajaba por cuenta propia” Sin comentarios. Dos impresentables se yerguen en el horizonte nacional.

Semiología literaria / narrativa

 Tomemos cualquier ejemplar al azar. Similares errores de construcción gramatical se repiten por falta de “iluminación” plumífera. (3)
-Concepción maniquea/ dualista del mundo: es muy básica su percepción de la realidad. El bien y el mal, enfrentados en pugna. El posee las habilidades para la redención, claro está; la vende en cursos, seminarios, revistas, radio, TV, etc. Su sincretismo y las técnicas de manipulación harán el resto.
-Reglas y tácticas: utiliza estrategias de la propaganda política. “Hacer propaganda es hablar de la idea en todas partes, hasta en el tranvía” (4). Que la palabra cause efecto de choque, la idea ya no cuenta. Esto sostenía el perverso ministro de propaganda nazi Goebbels. Domínguez es un alumno aventajado. ¿Coincidencias? ¿Habrá leído algún texto del germano? Sugiero que haga una “regresión a vidas pasadas” o “un viaje astral”, y lo entreviste.
-Uso de muletillas/ ademanes y otros tips: para que tantas mentiras —a fuerza de repetirlas— pasen por verdades, las falacias deben ser encuadradas adecuadamente. Un lenguaje llano, primitivo, con sesgo autoritario que se repite hasta el hastío. La mentira y la megalomanía asociadas recuerdan al “viejo truco” de miente, miente con fuerza, que algo quedará (5). Con la inscripción de ciertas palabras en diminutivos, descomprime su discurso, toma aire y cancela un relato y dispara otro. Como corolario, sus movimientos corporales nos retrotraen a la estética de líderes ideológicos totalitarios. (6).
-El “viejo truco” de copiar, pegar y editar: una yuxtaposición de ideas de diferentes cuños mal sintetizadas, manifiesta pereza intelectual en la producción. Domínguez figura en la totalidad de los contenidos.
-La definición en esoterismo, difiere de la ciencia: el esoterismo define por “analogías de las cosas”, nunca por inducción-deducción. De ahí su contradicción y la reproducción de estas contradicciones ab initio. (7)
-Elipsis literaria y uso de la duda: mal utilizados. Acortar la argumentación y encriptar los conceptos a transmitir, lo hacen ininteligible. Propio de profesionales del charlatanismo. Los textos son anafóricos. Una idea es retomada continuamente, para darle punch al relato. No interesa la profundidad conceptual. Cuanto más grande es la mentira, mayor será la repitencia para darle formato de verdad.
-Pauta publicitaria: astrólogos, mentalistas, tarotistas, etc. Impresentables todos. Domínguez les “hace el juego” con su revista.
-Un plus: a no olvidar “hermanitos cósmicos” ¡la agenda 2011 de Claudio María, ya está en todos los kioscos! Valor $59. Sai Baba, curadores por la fe, cirujanos psíquicos te bendecirán; Domínguez y su pyme recaudarán.
Gary Renard (izq.) junto a Claudio Domínguez: Renard sostiene que recibió la visita de dos “maestros ascendidos” (¿?) en la sala de su casa. A partir de ahí, sus negocios se multiplicaron: cursos, libros etc. Negocio redondo, y Domínguez aleccionado.

El estado de iluminación vs. el juicio crítico

 Dentro de las construcciones literarias preferidas por el gurú de las pampas argentinas, capturo la referida al “estado de iluminación”. Frase esquiva que pretende explicarlo todo, y termina sin explicar nada. Según Domínguez: “la iluminación es no tener que lograr nada, sino ser conscientes de eso que somos”. Concluye sobre la imposibilidad de definir el concepto que aborda. Como vemos, el ignaro profeta neopagano, tiene un gran problema. No así el mundo lógico y científico. El escepticismo metodológico exige entre otras cosas, la definición conceptual, y la comunicabilidad. Debe ser comprendido por todos y comunicable a la sociedad. Contrario sensu, no es conocimiento objetivo.
 El estado de iluminación es una construcción del pensamiento mágico, que difiere absolutamente del pensamiento racional (8). El primero se asocia al “todo vale”; mientras el último se articula con la exploración del universo, donde no todo posee el mismo valor. Y si “todo vale, entonces no vale gran cosa”. - Mario Bunge Dixit. (9).

Salud Pública jaqueada por un escorpión

Para aquellos que creen que las pseudociencias (creencias irracionales que se hacen pasar por ciencia, y no lo son) que cultiva el Sr. Domínguez son inocuas hay más: es un conspicuo divulgador de toda pseudociencia médica que ande por doquier. El las apadrina, claro está, el ana-ana de los negocios llama siempre a su puerta. A los clásicos: homeopatía, medicina de orientación antroposófica, flores de Bach, reiki, etc., ahora nos propone el poder curativo del “escorpión azul” (escozul, nombre comercial), como terapéutica oncológica.
 Juega con el miedo y la desesperación de las personas. La ignorancia, la incertidumbre y el temor a lo desconocido, es lo que se proyecta en situaciones límites. Y el gurú argentino, bien lo sabe y lo aprovecha.
 En nuestro país, hubo un fallo judicial en contra de este producto no aprobado por la ANMAT. La Sala IV de la Cámara del Crimen, confirmó el procesamiento de una mujer que ofrecía a través de Internet este producto “milagroso”. (10).
 El fraude del escorpión azul: un tema preocupante el doble juego de la salud y enfermedad al que están acostumbrados los cultores del charlatanismo médico.

Los lugares que no ocupamos, otros los ocupan…

 Si día a día crecen vertiginosamente los negocios, el dinero, y el poder de este monje negro, es también a consecuencia de la inacción que se respira en el aire de la comunicación social vernácula. Este diagnóstico se verifica con la falta de instituciones (gubernamentales o privadas), que se dediquen a refutar el auge de las pseudociencias. Tiempo ha, lo hacía la Fundación CAIRP (Centro Argentino para la Investigación y Refutación de la Pseudociencia), de la cual fui miembro hasta su extinción. Recuerdo, teníamos mucho trabajo.
 Cuando se consumió la luz del CAIRP, las tinieblas de la ignorancia entraron con profundidad. La oscuridad, la incertidumbre y la estupidez abonaron un terreno fértil para las economías del retorno de los brujos.
 No soy un maestro “iluminado” o “ascendido” —como los Claudio Domínguez y compañía— pero los lugares que no ocupa el pensamiento científico, otros lo hacen y muy mal. También está el “síndrome de la muleta”: si le quitamos a la gente las creencias ¿qué le damos a cambio? Lo malo no es que las personas no crean en un dios (revelado o no), sino que comienzan a creer en cualquier cosa. Esta es la escuela que desea discutir y gestionar Domínguez. Su pedagogía y didáctica es el “todo vale”, y sus negocios tamizados de autoayuda inocua para nescientes.
 También he aprendido, que a los empresarios —siempre pragmáticos— hay que ofrecerles alternativas cuando le quitamos “su muleta” de finanzas.
Para construir un mundo mejor, basta de macaneo posmoderno (11) Para construir un charlatán de feria, es muy sencillo: tome un simple predicador (como los hay y muchos en Plaza Miserere, en Once, C.A.B.A.) y alecciónelo con verba pseudocientífica. Unas cuantas clases de arte escénico, y ¡albricias!, un Claudio Domínguez a la carta. Sólo hay que darle un espaldarazo, como el otorgado por el multimedios del empresario periodístico Daniel Hadad. Empero, lo distintivo de su personalidad —y altamente preocupante— son sus rasgos psicopáticos manifiestos: manipulador a tiempo completo, que no repara en medios para conseguir sus metas (12).
 Una alternativa racional a esta afrenta, es estrechar filas y confrontarlo en los campos asediados que infecta. Todos juntos por un mundo mejor, lleno de desarrollo científico-tecnológico sustentable, y alejado de la patraña esotérica que distorsiona y confunde. Su prédica valorativa tal como está fundada, deberá terminar.
Addéndun: invito al Sr. Claudio M. Domínguez, a debatir públicamente conmigo, sobre sus elucubraciones pseudocientíficas. Espero que acepte y no se esconda en la intangibilidad de su “estado de iluminación”.

Gustavo Contarelli 
Referencias:
 Agradecimientos: a mis enormes amigos Rodrigo Ventura, Néstor Genta y Christian Sanz. Por el apoyo y material brindado.
 Chanta / Chantapufi: El vocablo admite múltiples significados: Persona pícara que elude o esquiva sus obligaciones (“se tira a chanta”) / Mentiroso o malintencionado / Que presume de una condición que no posee / Irse, tomárselas: http://www.psicofxp.com/forums/discusiones-generales.13/68912-diccionario-de-lunfardo.html
1) Charlatán de feria: Con este nombre, se referían en la Edad Media, a los vendedores de ilusiones, o milagreros, que pululaban por las grandes ferias de Europa. Vendían tónicos que curaban todo tipo de afecciones corporales, hacían rituales para mejorar el clima, hasta pequeñas cirugías.
2) Cfr.: Bunge, Mario: “Sociología de la ciencia” (1993), Siglo Veinte, BS.AS.
3) Cfr.: Contarelli, Gustavo: Tribuna de Periodistas.:
4) Cfr. Domenach, Jean – Marie: “La propaganda política” (1976) - EUDEBA.
 Pág: 48.
5) Ibídem: otros de los apotegmas dilectos de Joseph Goebbels.
6) Ibídem.
7) Mitomagia, revista: vol. 4 (julio, 1969). Dirección: Ernesto Sábato, Elda ED.
La mejor definición de esoterismo y pseudociencias la encontré en esta “Enciclopedia de lo Fantástico”. Sugiero su lectura. Sábato, siempre fue un maestro en el arte de la fabulación de los supuestos fenómenos paranormales.
8) Mitomagia: ibídem.
9) Bunge, Mario: “Sociología de la ciencia” (1993), Siglo Veinte, BS.AS. Pág.
 112.
Más info y refutación:
11) Macaneo posmoderno: Como sinonimia de las pseudociencias. Expresión coloquial /latiguillo, que utiliza habitualmente el eminente científico, filósofo y divulgador de la ciencia, Dr. Mario Bunge.
12) Cfr.: DSM IV.: Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastorno Mentales. (Asociación Americana de Psiquiatría).

Texto / infofotografías: Gustavo Contarelli


jueves, 9 de febrero de 2012

PARA LEER EN SILENCIO


 
El siguiente es el relato verídico de un hombre llamado Víctor. Al cabo de meses de encontrarse sin trabajo, se vio obligado a recurrir a la mendicidad para sobrevivir, cosa que detestaba profundamente.
Una fría tarde de invierno se encontraba en las inmediaciones de un club privado cuando observó a un hombre y su esposa que entraban al mismo.
Víctor le pidió al hombre unas monedas para poder comprarse  algo de comer.

- Lo siento, amigo, pero no tengo nada de cambio -replicó éste. La mujer, que oyó la conversación, preguntó:

- ¿Qué quería ese pobre hombre?

- Dinero para una comida. Dijo que tenía hambre -respondió su marido.

- Lorenzo, no podemos entrar a comer una comida suntuosa que no
necesitamos y ¡Dejar a un hombre hambriento aquí afuera!

- Hoy en día hay un mendigo en cada esquina! Seguro que quiere el  dinero para beber.

-¡Yo tengo un poco de cambio! Le daré algo.

Aunque Víctor estaba de espaldas a ellos, oyó todo lo que dijeron, avergonzado, quería alejarse corriendo de allí, pero en ese momento oyó la amable voz de la mujer  que le decía:

- Aquí tiene unas monedas. Consígase algo de comer, aunque la situación está difícil, no pierda las esperanzas. En alguna parte hay un empleo para usted. Espero que pronto lo encuentre.

-¡Muchas gracias, señora! Me ha dado usted ocasión de comenzar de nuevo y me ha ayudado a cobrar ánimo. Jamás olvidaré su gentileza.

-Estará usted comiendo El Pan de Cristo! Compártalo -dijo ella con una cálida sonrisa dirigida más bien a un hombre y no a un mendigo.

Víctor sintió como si una descarga eléctrica le recorriera el cuerpo, encontró un lugar barato donde comer, gastó la mitad de lo que la señora le había dado y resolvió guardar lo que le sobraba para otro día, comería el pan de Cristo dos días. Una vez más, aquella descarga
eléctrica corría por su interior. ¡El Pan de Cristo!

-¡Un momento! -pensó-. No puedo guardarme el pan de Cristo solamente para mí mismo.
Le parecía estar escuchando el eco de un viejo himno que había aprendido en la escuela dominical. En ese momento pasó a  su lado un anciano.

-Quizás ese pobre anciano tenga hambre -pensó-. Tengo que compartir el pan de Cristo.

- Oiga -exclamó Víctor-. ¿Le gustaría entrar y comerse una buena comida?
El viejo se dio vuelta y lo miró con descreimiento.

- ¿Habla usted en serio, amigo? El hombre no daba crédito a su buena fortuna hasta que se sentó a una mesa cubierta con un hule y le pusieron delante un plato de guiso caliente.

Durante la cena, Víctor notó que el hombre envolvía un pedazo de pan en su servilleta de papel.

- ¿Está guardando un poco para mañana? -le preguntó.

- No, no. Es que hay un chico que conozco por donde suelo frecuentar, la ha pasado mal últimamente y estaba llorando cuando lo dejé, tenía hambre. Le voy a llevar el pan.

- El  Pan de Cristo! Recordó nuevamente las palabras de la mujer y tuvo la extraña sensación de que había un tercer Convidado sentado a aquella mesa. A lo lejos las campanas de una iglesia parecían entonar a los dos el viejo himno que le había sonado antes en la cabeza.
Los dos hombres llevaron el pan al niño hambriento, que comenzó a engullírselo. De golpe se detuvo y llamó a un perro, un perro perdido y asustado.

- Aquí tienes, perrito. Te doy la mitad -dijo el niño. El Pan de Cristo alcanzará también para ti.
El niño había cambiado totalmente de semblante. Se puso de pie y comenzó a vender el periódico con entusiasmo.

- Hasta luego -dijo Víctor al viejo-. En alguna parte hay un empleo para usted. Pronto dará con el. No desespere.

- ¿Sabe? -su voz se tornó en un susurró-. Esto que hemos comido es el Pan de Cristo. Una señora me lo dijo cuando me dio aquellas monedas para comprarlo.  El futuro nos deparará algo bueno!

Al alejarse el viejo, Víctor se dio vuelta y se encontró con el perro que le olfateaba la pierna.
Se agachó para acariciarlo y descubrió que tenía un collar que llevaba grabado el nombre del dueño. Víctor recorrió el largo camino hasta la casa del dueño del perro y llamó a la puerta.
Al salir éste y ver que había encontrado a su perro, se puso
contentísimo, de golpe la expresión de su rostro se tornó seria. Estaba por reprocharle a Víctor que seguramente había robado el perro para cobrar la recompensa, pero no lo hizo, Víctor ostentaba un cierto aire de dignidad que lo detuvo.
En cambio dijo:
- En el periódico vespertino de ayer ofrecí una recompensa.

¡Aquí tiene!
Víctor miró el billete medio aturdido.

- No puedo aceptarlo -dijo quedamente-. Solo quería hacerle un  bien al perro.

- Téngalo! Para mi lo que usted hizo  vale mucho más que eso, le interesará un empleo?
Venga a mi oficina mañana, me hace mucha falta una persona íntegra como usted.

Al volver a emprender Víctor la caminata por la avenida, aquel viejo himno que recordaba de su niñez volvió a sonarle en el alma, se titulaba:

'Parte el Pan de Vida'...

'NO OS CANSEIS DE DAR, PERO NO DEIS LAS SOBRAS, DAD HASTA SENTIRLO, HASTA QUE DUELA'.

QUE EL SEÑOR NOS CONCEDA LA GRACIA DE TOMAR NUESTRA CRUZ Y SEGUIRLO,
AUNQUE DUELA.

AHORA, SI LO DESEAS, COMPARTE ESTO CON LOS DEMAS, 'EL PAN DE CRISTO'..... YO YA LO HICE.

ESPERO QUE SIRVA DE ALGO EN TU VIDA...
¡QUE DIOS LOS BENDIGA SIEMPRE...!!!

Señor Jesús: 'Te amo mucho, te necesito para siempre, estás en lo más profundo de mi corazón, bendice con tus néctares corporales, a mi familia, mi casa, mi hogar, mi empleo, mis finanzas, mis sueños, mis proyectos y a mis amigos'.

Pasa esta oración , excepto a mí.
Recibirás un milagro mañana. No lo ignores.
Y aunque no recibas el milagro que esperas
Estate contento porque has pasado
EL PAN DE CRISTO
Que Dios te bendiga al igual que a todos los tuyos!