jueves, 28 de enero de 2016

SIN RENCORES Y SIN IMPUNIDAD



Por Roberto Azaretto - Historiador

                                                    Ha concluido un ciclo en nuestro país en el que se dilapidó la mejor oportunidad, en cien años, para dar un salto de progreso que incluya a toda la población. En doce años ingresaron más dólares que en los sesenta años anteriores. Esas divisas equivalieron al 55% de las aportadas por los Estados Unidos para la reconstrucción de la Europa de postguerra. 
La ineficacia y la corrupción han dilapidado esos fondos y el saldo es el tercio de población que no puede salir de la pobreza y las dificultades de los sectores medios para ahorrar, invertir y producir riqueza.

Los problemas de la economía, o del aislamiento internacional en que colocaron al país aldeanos ignorantes, ofrecen, sin embargo, menos dificultades que otros temas que han degradado a la sociedad argentina.
Se trata de la cultura del trabajo, del olvido del sentido del deber, de la decadencia institucional, de la destrucción del Estado.

Nos debemos un gran acto de sinceridad admitiendo que la crisis es sobre todo dirigencial.
Hemos estado a punto de convertirnos en una Venezuela. Sólo la reacción de vastos sectores del pueblo, que supo llenar las plazas de la República y el sufragio, lo han evitado. 

Ha sido un claro contraste con la actitud sumisa e indigna de la mayor parte de los legisladores y gobernadores del anterior oficialismo, incapaces de reaccionar en defensa de las instituciones.
No está exento el empresariado que calló a cambio de prebendas y privilegios, en este capitalismo de amigos que fue el festival de los sobreprecios en las obras públicas y la proliferación del juego, el narcotráfico y el lavado de dinero, diferenciándose de la burguesía rural, competitiva e innovadora, que fue capaz de plantarse frente al poder, como algunos periodistas que defendieron la libertad resistiendo presiones para ser comprados o para amedrentarlos.

La corrupción tiene dos partes: la de los sobornados y la de los sobornadores.
El gran cómplice ha sido la Justicia Federal. Es más, el sistema montado en la década del noventa y mantenido y acrecentado en los gobiernos de la familia Kirchner, ha consistido en el acuerdo de políticos corruptos con empresarios corruptos, que promovieron la designación de jueces cómplices y, completando el circuito, los nexos con los servicios de inteligencia que, en vez de dar seguridad al país, se utilizaron para los carpetazos y el fortalecimiento del sistema de impunidad.

El que esto escribe lo conoce por vivencias personales cuando denunció escandalosos sobornos recibidos por ministros de Menem por las concesiones de los peajes viales o las coimas vinculadas a la ley de patentes medicinales. 
Dinero no recuperado por el gobierno por jueces que no redactan los exhortos como corresponde.
Fiscales que no investigan, jueces federales cómplices de los gobernantes corruptos, y de los empresarios que pagan coimas. Muchos de esos jueces ha salido últimos en los concursos, pero desplazaron a los mejores, porque garantizaban impunidad al poder.

Nadie preguntó porqué las reformas anunciadas por el ministro Gustavo Béliz, que terminaban con el sistema judicial de complicidad con la corrupción política, concluyó con su abrupto desplazamiento y el encumbramiento de Stiuso y sus sicarios de los servicios. 

Los legisladores miraron para otro lado, iniciando la conversión del Congreso en una escribanía. Nunca formaron la comisión para controlar al Ministerio Público cuya titular se ha dedicado a proteger a los saqueadores del tesoro público.

El país requiere un acuerdo político para introducir reformas institucionales. Hay que cambiar las normas para el balotaje de manera que solamente superando el 50% de los votos se pueda acceder al poder en la primera vuelta.
Se debe terminar con las reelecciones y poner restricciones, como las establecidas en la Constitución de Mendoza, para los parientes en primer grado y sus cónyuges.

Hay que reformar el Consejo de la Magistratura para asegurar a los mejores su nominación. 
Hay que auditar el funcionamiento de los juzgados y del Ministerio Público.
No se puede postergar la reconstrucción del Estado. Debe profesionalizarse para terminar con el gobierno como botín de guerra de los partidos triunfantes. 

La administración pública tiene que integrarse con funcionarios de carrera hasta los niveles más altos. Hoy hay, además de corrupción, ineptitud para gestionar. Es que el Estado no puede ser el refugio de los incapaces para ganarse la vida o la vía para el enriquecimiento de los que en la vida privada no tienen éxito. 

La fuga de los condenados por el triple crimen de General Rodríguez es una muestra clara de la degradación del Estado. La Provincia de Buenos Aires tiene problemas históricos con su policía, agravados por las complicidades de la estructura mafiosa del justicialismo provincial. Los desmanes de los Kirchner y el abultado presupuesto publicitario del que dispuso Daniel Scioli, han disimulado la profunda ineptitud y la enorme corrupción del gobierno del candidato presidencial derrotado y la red de intendentes vinculados con el narcotráfico, la trata de personas, la piratería del asfalto, todo protegido por una policía que recauda para el poder.

Hay que reconstruir el Estado y hay que cerrar la grieta, evitando revanchismos.

Pero no puede haber impunidad para los corruptos, evitando que "el hilo se corte por lo más delgado". Los que perdieron tienen que asumir sus errores, sobre todo el no haber sabido defender las instituciones o callarse frente al saqueo por una mala entendida lealtad. Ésta debe ser con las instituciones de la República. Cuando se asume un cargo o un mandato se jura defender la Constitución, no las tropelías de un jefe. Es la diferencia entre ser partícipe de un partido político o integrante de la mafia.

sábado, 23 de enero de 2016

LOS QUE PROMUEVEN EL DENGUE ...


PERFIL de la casa abandonada que está poniendo en peligro la seguridad del vecindario
El problema del dengue ya está entre nosotros, razón por la cual no podemos ser indiferentes a las consecuencias que produce este flagelo. Desde hace años se invierte en publicidad para enseñarnos a ser previsores para evitar que este mal se propague entre nosotros y en especial que afecte a los sectores de menores recursos. Sin embargo muchos parecen ser sordos y miran para otro lado a la hora de asumir con responsabilidad un hecho que nos preocupa a todos.

Esta página recibió varios correos denunciando el peligro que acecha desde la propiedad que ilustra las fotos que publicamos. Se trata del predio ubicado en Avda. Independencia y Martín Fierro en el Barrio Reconquista que pertenecería al Diputado Nacional Cristian Oliva, cuyo frente es mantenido por los vecinos de la zona en un intento por evitar males mayores.

Nos dicen que se trata de una vivienda abandonada desde donde se observa proliferación de ratas, reptiles arácnidos y especialmente una gran cantidad de mosquitos que preocupan a toda la vecindad ante la proliferación del dengue.

Una vez más son los funcionarios públicos los que piensan que tienen un manto de indemnidad ante los demás mortales o bien se creen con fueros especiales para incurrir en actos prohibidos o que perjudican a la comunidad de donde pertenecen.

“Ya es suficiente, como en el caso que tratamos, que se tenga que salir a denunciar públicamente aunque los medios de prensa que tenemos se nieguen a publicar estos hechos –asegura la denuncia- para el colmo cuando diputados mudos que concurren al Congreso a cobrar suculentos sueldos se niegan a mantener la casa en orden, sabiendo que están perjudicando a sus propios vecinos”


En verdad, no tiene como fin este sitio, publicar estos acontecimientos, pero nadie quiere hacerse cargo del sentir popular. Esta vez nos hacemos eco porque es una autoridad pública la que está molestando a la vecindad y corresponde que se sepa quiénes son los que hacen… lo que no deben hacer.

miércoles, 20 de enero de 2016

UN PROGRAMA DE REFORMAS POLITICAS

por Roberto Azaretto

           Los problemas económicos graves que heredó el nuevo gobierno, resultado de los errores y horrores de un gobierno que en doce años dilapidó la mejor oportunidad del país en un siglo y deja como marca indeleble doce millones de pobres, no deben postergar afrontar los temas políticos.
“La política es lo primero”, decía, Goethe y la historia muestra que la decadencia argentina está vinculada a la incapacidad para construir instituciones sólidas. Las provincias que más se desarrollaron son las que tienen mejor calidad institucional. Las gobernadas por oligarquías que conforman feudos no progresan, a pesar de regímenes especiales de promoción industrial o programas de obras financiadas desde el gobierno nacional.
Son provincias con jueces que actúan como empleados del gobernador, con reelecciones prolongadas o dejan a esposas, hermanos o hijos en las gobernaciones e intendencias, como si fueran parte de un patrimonio privado.
La calidad institucional se ha reducido a nivel nacional, como consecuencia de pretender trasladar esos sistemas feudales y patrimonialistas de la política al Estado nacional. La conversión del Congreso en una escribanía, los intentos de obtener un Poder Judicial sometido al Ejecutivo, los ataques a la libertad de prensa, los manejos sospechosos en el sistema electoral fueron la constante en el ciclo político que culminó.
Se necesita acordar un programa de reformas legislativas, sin descartar una reforma constitucional, limitada a estos tópicos. El que esto escribe sugiere una agenda para plantear un acuerdo político legislativo.
Terminar con las reelecciones eliminándolas para los cargos ejecutivos o a lo sumo limitarlas a un solo período adicional, sin posibilidad de retornos. También, tomando el modelo de la Constitución de Mendoza, los familiares en primer grado y cónyuges de los presidentes, gobernadores, intendentes y sus vice, deberán esperar un período para aspirar a ser electos en los cargos que dejan sus familiares. Si esta cláusula se incorpora a la Constitución Nacional, puede obligar a las provincias cuyas constituciones deben ajustarse a la misma.
Debemos mejorar el balotaje para evitarlo habrá que obtener un voto más que el 50%. El sistema actual es ridículo y fue armado a medida de quien gobernaba en 1994.
El tercer senador es de la minoría, para eso se incorporó a la Cámara alta un nuevo representante por provincia; a pesar de ello, algunos oficialismos presentan colectoras para tener los tres senadores, esa barrabasada la cometió el oficialismo de Santiago del Estero en 2013, avalada por la mayoría del Frente para la Victoria al no rechazar el diploma. Es entonces un tema a dejar bien claro.
Hay que organizar una Agencia Federal de Elecciones, autónoma del Ejecutivo, encargada de todo lo inherente a los comicios. Debe confeccionarse un nuevo padrón, en las poblaciones y parajes de algunas provincias terminan votando personas que hace años no residen en el lugar al “volcarse” los padrones. 
Las primarias deben ser obligatorias para todos, no sólo para la oposición, y darse libertad para recomponer las fórmulas. Hay que incluir el voto electrónico en todo el país, mientras tanto debe votarse con boletas separadas de distinto color para elegir autoridades nacionales, provinciales y municipales, como se votó en 1983, facilitando los cortes de boleta.
Despolitización del Consejo de la Magistratura y eliminación de mecanismos arbitrarios, terminando con la gran cantidad de casos de nombrar a quienes han salido en decimotercero o decimocuarto lugar. Quien logre más puntos en los concursos debe ser el propuesto al Senado.
Remoción de fiscales y jueces que han mostrado complicidad con la corrupción.
Imponer a funcionarios y congresistas la obligación de presentar declaraciones juradas de bienes que incluyan a todo el grupo familiar y organizar a través de la Oficina Anticorrupción, que debe ser fortalecida en autarquía y recursos, el control de la evolución patrimonial de los funcionarios. A esto se debe agregar la imprescriptibilidad de los delitos de corrupción, la sanción de la Ley del Arrepentido, reconstitución de la Sindicatura General de la Nación.
Creación de la Policía Judicial para auxiliar a la Justicia sin interferencias en los casos de corrupción, delitos complejos, lavado de dinero.
Profesionalización del Estado promoviendo la carrera administrativa, concursando los cargos que deben dejar de ser botines electorales o premio consuelo de quienes concluyen mandatos legislativos.
Fijar requisitos de idoneidad para los directorios de los bancos oficiales, empresas estatales, organismos descentralizados.
Recuperación de la autonomía del Banco Central.
Reorganización del sistema impositivo y reforma de la ley de Coparticipación Federal para evitar la discrecionalidad del gobierno central y el avasallamiento de las autonomías nacionales y provinciales. Hay que establecer cuáles impuestos son provinciales y cuáles nacionales suprimiendo la coparticipación. A ello se debe agregar un fondo de equipamiento del territorio para mejorar la competitividad de las provincias de menores recursos.

sábado, 2 de enero de 2016

BASTA DE "TODOS Y TODAS..."

La RAE rechaza el uso de “todos y todas”

El director de la Real Academia de la Lengua Española (RAE), José Manuel Blecua
A la Real Academia Española (RAE) le llamó la atención el uso creciente de un latiguillo lingüístico en América latina: un artículo de la Constitución de Venezuela habla de “venezolanos y venezolanas”, y la presidenta Cristina Kirchner comienza siempre sus discursos dirigiéndose “a todos y a todas”.
Sin embargo, los hispanohablantes no están discriminando cuando usan el masculino para designar a hombres y mujeres: no necesitan modificar el uso de su idioma para huir del sexismo y tampoco están obligados a pasar al género femenino el nombre de algunas profesiones.
Titulado “Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer”, un informe de la RAE critica las nuevas guías sobre lenguaje no sexista elaboradas en España por universidades, sindicatos o gobiernos regionales, que proponen, por ejemplo, usar palabras como “la ciudadanía” en lugar de “los ciudadanos” o “el profesorado” en lugar de “los profesores” para hablar de grupos compuestos por hombres y mujeres.
El autor del informe de la RAE, Ignacio Bosque, defiende que “el uso genérico del masculino para designar los dos sexos está muy asentado en el sistema gramatical” español y que no tiene sentido “forzar las estructuras lingüísticas”.
“No es preciso, desde luego, ser lexicógrafo para intuir que la niñez no equivale a los niños”, fustiga.
Asimismo, “no parecen admitir estas guías que una profesional de la judicatura puede elegir entre ser juez o jueza”, critica el académico, considerando que las pautas propuestas por estas guías están únicamente pensadas para el lenguaje oficial.
La corriente “reformista” ya ha tenido varios ejemplos, además de los que brindan la Constitución venezolana y la presidenta Kirchner. El 15 de mayo del año pasado, la Puerta del Sol se vio desbordada por un movimiento de manifestantes que, para subrayar su conformación por mujeres indignadas y hombres indignados, se autodenominó “de l@s indignad@s”. Con el signo de arroba, para ser más inclusivos.
Pero la RAE decidió ponerle, si no freno, al menos un límite a un modo de expresarse que considera artificial y derivado de la exposición pública. En un detallado informe, cuestiona con contundencia e ironía una serie de nueve guías gramaticales destinadas a “evitar el sexismo en el lenguaje”, que fueron publicadas en los últimos 10 años en España.
En esas publicaciones, sus autores recomiendan a los lectores, entre otros consejos, que no apelen al uso genérico del masculino cuando se debe referir a los dos sexos al mismo tiempo. Así, por ejemplo, sugieren que se emplee “las personas becarias” en lugar de “todos los becarios” o, también, “las personas sin trabajo” para reemplazar a “parados”, en España.