viernes, 22 de agosto de 2014

UN MUNICIPIO AL MARGEN DE LA LEY

Esta vez la pagina Ambito Santiagueño nos etiqueta para que publiquemos el contenido de esta nota que no tiene desperdicio, simplemente porque se ajusta a la estricta  verdad de lo que acontece en esta provincia.             
La verdad, cualquiera podría negarse a cumplir lo ordenado por una ordenanza si no se cumple con el requisito esencial de la publicación de la misma. ¿Acaso no hay plata o simplemente lo hacen de vagos?·

Cualquier actividad resulta sospechosa si previamente no se sabe cuales son sus reglas: no se podría jugar al elástico, truco ni al fútbol.
Este concepto elemental que ni los niños discuten, no existe en nuestra ciudad capital.
Conocer de antemano las normas que rigen la ciudad (decisiones, designaciones), legitima y hace transparente al Municipio. Publicar Ordenanzas y Decretos es notificar, explicar al vecino qué es lo que se hace y porqué y qué es lo que el vecino puede y lo que no debe hacer, como sucede en cualquier asociación (Nación, Provincias, organizaciones, club de barrio, etc.).
El Boletín Oficial es el medio normal por donde Nación, Provincias y Municipalidades (mutuales, asociaciones sin fines de lucro...) hacen conocer su gestión, el presupuesto anual, inversiones y la manera en que se gasta el dinero.

Hace 20 años que, a pesar de tener Boletín Oficial, la Municipalidad de la Capital no lo publica.
Al vecino no se le puede exigir el cumplimiento de una Ordenanza que no conoce. Toda norma comienza a regir desde su publicación. Sin publicación no hay ley. Esto es una disposición de la Constitución Nacional, Provincial y de la Carta Orgánica Municipal (Constitución de la Ciudad).
La Municipalidad de la Capital es la primera en no cumplir con la Carta Orgánica Municipal (tampoco con la Constitución Provincial y Nacional) al no publicar sus actos de gobierno.

Las ordenanzas regulan la vida de ciudad, por ejemplo, multan las conductas no queridas, como manejar hablando por teléfono. La multa es una sanción penal que sólo se puede aplicar si la norma que la establece está “previamente” publicada. Las ordenanzas no publicadas carecen de vigencia: no se podría sancionar hoy a quién maneja hablando por teléfono porque no hay ordenanza publicada que prevea la conducta y aplique la sanción (hace 20 años no existían celulares, cuando dejó de publicarse el Boletín Oficial).
Además, la ausencia de Boletín Oficial quita transparencia al manejo de las arcas públicas, el vecino no sabe cuál es el presupuesto ni cómo se aplica. Carece de posibilidad de control.
Sin publicación, tampoco hay designación de funcionario válida y se priva al vecino de monitorear los nombramientos.

Sin publicación-notificación, nunca hay altas o bajas de habilitaciones de: taxis, remises, líneas de colectivos, locales comerciales, ocupación del espacio público...
Observamos el crecimiento de la ciudad, sus obras, es lindo a la vista, pero el vecino no ha podido controlarlo.
Ninguna dictadura en nuestra ciudad se ha atrevido a tanto. Es inaceptable que la democracia omita publicar los actos de gobierno, de esta manera ella (democracia) se desnaturaliza, se agota en la elección y después el votante resulta un convidado de piedra que no ve, no escucha y nada puede hacer.
A días de las elecciones municipales, después de 20 años sin Boletín Oficial, que se hagan propuestas sentimentales, emotivas, voluntaristas, fotos conmovedoras y no se mencione esta cuestión... “a t e r r a”, los que vienen se suman al silencio mantenido por concejales, funcionarios, prensa...

Si no respetamos la ley, la fe pública, todo es vano y el vecino, a quién se dirigen propuestas electorales, tiene derecho a preguntarse si los que hoy le piden su voto pretenden seguir gobernando en las sombras, si no tienen idea de como funciona un estado republicano ni el cargo para el que se postulan o si en definitiva no será todo un montaje donde todos nos hacemos los tontos

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