viernes, 3 de octubre de 2014

LAS PORNO SANTIAGUEÑAS

                LAS SELFIES “INTIMAS”

Por Paco Díaz




Una reciente información dada por una pagina web local, anoticia de que “genera polémica y revuelo” la circulación por celulares de imágenes de una joven pareja manteniendo relaciones sexuales; y acota de que a través de Facebook “hay ofrecimientos” para enviar el video porno por conducto de los móviles.

Subraya finalmente que “se desconoce” quien “filmó y divulgó” las escenas en cuestión mostrando en primer plano el rostro de la chica que, dice, es alumna de un colegio secundario de la ciudad.
El episodio- de netos contornos pueblerinos y muy mal intencionados - se ha convertido ya en un hecho comun en el mundo de las relaciones sociales, lo que amerita reflexiones en torno a los grandes cambios en las conductas y formas de disímil expresión que el celular genera, en un marco de absoluta y total libertad, y sin medir riesgos, atento su descomunal empleo.
En una edición del diario “El Liberal” de fines de la década del 80’, y en recuadro, se ponía énfasis a modo de alerta del poder adictivo que genera el uso de estos aparatitos. Fue cuando estos se aproximaban a incorporarse en forma casi inminente al mercado consumidor.
Con el paso del tiempo y en una veloz graduación de moderna tecnología, los celulares pasaron a convertirse en un aliado insustituible de la cotidianidad, con un furor tal, que su uso hasta cambió los códigos y modalidades tradicionales de la cultura social.
Hoy son el centro de la escena, tanto en lo individual como colectivamente. No se despega de las manos y la vista permanente de quienes lo usan; “adornan” las mesas de bares y confiterías; son objeto de visualización colectiva y sujetos a robo; permiten obtener la fotografía o la filmación del encuentro social o la busqueda permanente del mensaje personal o general entre los contactos de las web sociales.
Decididamente, este invento revolucionario de la comunicación, no solo ejerce un fuerte poder en los usos y costumbres cotidianas, sino que hasta se muestra como un elemento poderoso de aislamiento y distracción con la realidad visible del entorno individual y colectivo. Hasta a marginado ya los principios basicos del razonamiento en el dialogo, como que asimismo reemplaza la lectura de un diario, un libro o una revista. Esto se ve permanentemente, especialmente en los jóvenes, y ya en los no tantos, lo que deviene la idea de que como un hecho compulsivo en la práctica, sin el celular a la vista y en las manos no se puede vivir. Y quien no lo tiene decididamente es un habitante cavernario.
El ya no novedoso hecho de las selfies pornos y su difusión pública hasta llegar a convertirse en noticia de diarios, no hace mas que traslucir el escaso razonamiento y falta de conciencia que impera en muchas mentes- revelador de un evidente estado baldío - cuando se desemboca en episodios que vulneran una intimidad amorosa como el tema que ocupa.
Quien lo filma lo hace formando parte de un juego peligrosamente admitido - en este caso por la joven involucrada - y sin medir las consecuencias de que esas imágenes pueden servir cuando una eventual desavenencia en la pareja asuma contornos de revancha como viene ocurriendo habitualmente. Si se registró en imágenes un encuentro intimo de pareja, es porque sus protagonistas lo consintieron, sin saber que ello constituye, ya, en otra forma de expresión mas de la inseguridad con que hoy se vive en muchos órdenes de la vida.
El aparatito idealiza y promueve el “juego” con todas sus herramientas tecnológicas; pero insospechadamente a veces las conductas generan desvíos de imprevisibles e irresponsables consecuencias que tampoco dejan de ser hoy un hecho comun.
Supo decir el sabio científico Albert Einsten - fallecido en 1955- “temo de que los avances de la tecnología devenguen en una sociedad de idiotas”. Una frase que hoy, con estos casos, revela una histórica sentencia.-

No hay comentarios:

Publicar un comentario