lunes, 26 de agosto de 2019

LA JUSTICIA SANTIAGUEÑA ENJUICIADA

               PODER JUDICIAL PARALIZADO
Entre un sistema que mal que mal funcionaba y otro que no funciona.
Cada juez contaba con dos secretarías, hoy tres jueces comparten una sola secretaría que está en otro piso. El juez ya no está en contacto con los expedientes. Demoras de más de dos horas para consultar una causa.
“ORALIDAD” ¿PROGRESO?
¿RECLAMADO POR LA SOCIEDAD?
En el mundo occidental hay dos sistemas jurídicos, el Romano y el Sajón, mucho más nuevo el segundo. El primero es escrito y el segundo de mayor oralidad (ambos son escritos y orales, en uno predomina más lo oral y en otro lo escrito dicho a grandes rasgos para que se entienda).

Nuestra sociedad pertenece desde siempre al sistema romano, lo recibimos por España y fue nuestra tradición judicial mucho antes que existiera la República, cuando Santiago del Estero era ya Santiago del Estero. En 1853, quienes hicieron nuestra constitución, “influenciados” por la anticipación de los Estados Unidos en su independencia y organización constitucional, establecieron en nuestra ley fundamental el juicio por jurados que jamás se implementó por ser “extraño” a nuestras tradiciones jurídicas y culturales (porque somos y pensamos diferente).

Indudablemente la influencia que ejerce -intencionalmente o no- el mundo sajón sobre nosotros (música, televisión, noticias, moda, opinión, ciencia) no ha dejado fuera a lo judicial. Solo como ejemplo, nuestro país, ante el fracaso en la investigación del crimen de Nora Dalmasso (sonado caso de Córdoba), se ha llamado al FBI de los Estados Unidos para colaborar (Argentina cuenta con más de 30 fuerzas policiales, inventó el sistema dactiloscópico, etc. - lo que nos deja muy, pero mal parados…).

En las películas todo se resuelve y los buenos ganan, no en nuestra realidad (Caso Amia, Nora Dalmasso, Dominguez, etc.). De manera subliminal nos hemos formado la idea de que, copiando lo que hacen los Estadounidenses saldremos adelante sin tener en cuenta que en el país del norte muchos estados que pertenecían a la corona Española - México (La Florida) mantienen el sistema romano, escrito, y funciona de manera ejemplar y mejor que el oral.

Con la implementación del sistema oral en nuestra provincia, los abogados que caminan todos los días los pasillos del palacio de la justicia no hacen más que quejarse, sostienen con fundamento que no está funcionando ni fue un clamor popular su implementación. La sociedad reclama justicia, celeridad no oralidad.

En el año 1989, en nuestra ciudad existían 5 juzgados civiles, en ese entonces (con menor población y causas judiciales) los jueces debían delegar su participación en las audiencias porque les era materialmente imposible intervenir en todas por la cantidad de expedientes. En el año 2019 funcionan 6 juzgados civiles, a groso modo. 30 años después, en donde la población ha aumentado, todo se ha judicializado, solo hemos sumado 1 juzgado... Cada uno de estos juzgados civiles recibe por mes muchísimo más de 200 causas nuevas para las cuales se prevén dos audiencias con la participación del juez. En esos números y solo para la audiencia preliminar, no tenemos 200 días por mes para que se lleven a cabo (cuando los números hablan las palabras sobran).

Los profesionales, quienes han litigado toda su vida y viven el día a día de los procesos, no están muy felices con las reformas y constatan ya una paralización, por congestión, de todas las causas judiciales en el fuero civil. Los abogados, a quienes no se les hacen reportajes, están molestos con estos cambios.

Los santiagueños somos depositarios de una milenaria tradición, hasta 1699 aquí estuvieron los principales órganos de justicia y universitarios de la hoy República Argentina, se instruyeron causas judiciales ejemplares. No es sinónimo de progreso copiar (o tal vez es imposición) al mundo sajón, ellos respetan su tradición y defienden sus intereses. Distinta sería nuestra historia si hiciéramos lo mismo, si nosotros respetáramos nuestra “identidad cultural”, jurídica como nuestras tradiciones.

No está bien subestimarnos, considerarnos inferiores y que los otros son los que hacen bien y hay que copiar, tenemos una cultura y una tradición de la cual estar orgullosos y esa no es la oralidad.

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