domingo, 7 de octubre de 2012

ENRIQUECIMIENTO ILÍCITO


Por Domingo Schiavoni (*)

En su ping pong de anteayer con los estudiantes de la Escuela de Gobierno “John Kennedy” de Harvard, la presidente reabrió las sospechas acerca de su presunto enriquecimiento ilícito en el ejercicio de la función pública. Una estudiante le preguntó cómo justificaba el incremento de su patrimonio a casi ochenta millones de pesos en ocho años. Y la respuesta fue: “No sé de dónde sacás esas cifras, pero no ha sido así. Ha habido denuncias en mi país acerca de estas cuestiones, no sólo para mí sino también para otros funcionarios y la verdad es que la Justicia lo ha determinado. Toda la vida he tenido una determinada posición económica, que no fue desde que llegué a la Presidencia. Todo el mundo sabe que siempre he ejercido la profesión libremente. Mi estudio jurídico era uno de los más grandes y puedo dar cuenta de todos y cada uno de mis bienes y lo he hecho a través de pericias y de cosas que me he visto obligada a hacer como cualquier ciudadana. En cualquier lugar uno es inocente hasta tanto es declarado culpable. (…) Los números que manejás, infórmate bien, no son ésos. Tengo una determinada posición económica que ha sido producto de que he trabajado toda mi vida y he sido una muy exitosa abogada. Ahora soy una exitosa Presidenta también”.

Hay en esta respuesta distintos aspectos para analizar. El primero es la afirmación de que “todo el mundo sabe que siempre he ejercido la profesión libremente. Mi estudio jurídico era uno de los más grandes”. Justamente ocurre lo inverso a lo afirmado, ya que se desconoce todo antecedente laboral de la presidente como abogada. El C.V. oficial publicado por el Senado de la Nación, detalla la siguiente carrera política:

2005 :Senadora Nacional por la provincia de Buenos Aires.

2001- 2005: Senadora Nacional por la provincia de Santa Cruz.

1998: Convencional Provincial Constituyente en la provincia de Santa Cruz.

1997-2001: Diputada Nacional por la provincia de Santa Cruz.

1995-1997: Senadora Nacional por la provincia de Santa Cruz (renuncia a su cargo para asumir como Diputada Nacional)

1995: Diputada Provincial reelecta (renuncia a su cargo para asumir como Senadora Nacional).

1994: Convencional Nacional Constituyente por Santa Cruz.

1993: Diputada Provincial reelecta.

1989: Diputada Provincial en la provincia de Santa Cruz.

Es decir que en los últimos 23 años, CFK fue en forma ininterrumpida legisladora provincial y nacional en dos provincias, Santa Cruz y Buenos Aires. Durante este largo período -y como es obvio- cabe presumir que estuvo dedicada full time a su actividad legislativa y desde el 2007, al ejercicio de la Presidencia. No se advierte entonces ninguna posibilidad fáctica -y tampoco existe información pública- de que mientras era legisladora actuase a la vez como una exitosa abogada y, menos todavía, que fuera la cabeza de “uno de los estudios jurídicos más grandes”. Sus declaraciones juradas patrimoniales durante este largo período tampoco reflejarían ingresos provenientes de la actividad profesional.

Cabe agregar que la convicción de los orígenes supuestamente no “profesionales” de la fortuna personal y común del matrimonio Kirchner era un secreto a voces que circulaba profusamente por los pasillos de ambas cámaras del Congreso Nacional. Y que, incluso antes de que Néstor y Cristina llegaran a los más encumbrados sitiales de la política nacional ya se rumoreaba en esos ambientes que buena parte de esa riqueza se había acumulado en virtud de muy numerosas las ejecuciones de hipotecas inmobiliarias derivadas de la polémica y fatídica “resolución 1.050” del Banco Central, que los Kirchner habrían llevado a cabo desde un estudio jurídico de la ciudad de La Plata, del que no resultaban ser ellos justamente los principales socios. La mayoría de estas ejecuciones, que le permitieron al matrimonio incorporar a su patrimonio un lote considerable de viviendas, tanto en la provincia de Buenos Aires como así también en la entonces Capital Federal, se produjeron en los últimos años de la última dictadura militar y durante los primeros de la restauración democrática de 1983.

Esta situación era bien conocida por el ex presidente de la Nación Raúl Ricardo Alfonsín, según se desprende una curiosa pero no prescripta anécdota. En una de las primeras sesiones del pleno de la Convención Nacional Constituyente de 1994, en la ciudad de Santa Fe, y cuando se trataba la asignación de las dietas para los convencionales, el presidente de la asamblea cedió la palabra al doctor Néstor Kirchner, a la sanción primer convencional por el Partido Justicialista de la provincia de Santa Cruz. El futuro presidente de la Nación mocionó concretamente que las funciones de los reformaciones de la Carta Magna fueran “ad honorem”, teniendo en cuenta “la naturaleza patriótica” de esa “delicada función legislativa”. Cuando un sordo rumor de desaprobación recorrió la sala, incluso dentro de las filas del bloque oficialista (peronista-radical), pidió la palabra el doctor Alfonsín, quien en un discurso memorable que dejó en claro su liderazgo, hizo ver que si bien la mayoría de los convencionales eran legisladores nacionales o provinciales, no podía desatenderse el caso de que muchos de ellos no lo eran y que les resultaría imposible afrontar de su propio peculio los gastos emergentes de su larga estancia en una provincia alejada de sus sitios de origen.

El ex presidente propuso concretamente que la dieta de los convencionales fuera en concreto similar a la de un diputado nacional en funciones (por entonces rondaba los diez mil pesos mensuales), más un “bonus” (también similar al de los legisladores nacionales) en pasajes aéreos o combustible, según el modo de locomoción de cada convencional. Luego de justificar con vasto abundamiento su propuesta, Alfonsín dirigió su mirada al sector izquierdo del hemiciclo de la Universidad Nacional de Santa Fe (donde funcionaba la Convención y sus distintas comisiones), y mirando directamente al doctor Kirchner, que ocupaba su banca en ese sector, dijo textualmente: “Ahora bien, si hay algún señor convencional acaudalado, que quiere resignar ese estipendio, por razones de principios, bien podría donarlo a la esta honorable asamblea reformadora, quien a través de la Presidencia podría disponer su destino.

La moción de Alfonsín fue aprobada con aplausos y ovaciones en toda la sala y votada mayoritariamente por todo los bloques (incluido el FREPASO, el MODIN y los bloques minoritarios o unipersonales de oposición). También votaron en igual sentido, en evidente muestra de disciplina partidaria el doctor Kirchner, y la entonces senadora Cristina Fernández, que -a diferencia de su esposo- solía ocupar un escaño en la primera fila del centro del hemiciclo, junto a Eduardo Alasino (presidente del Bloque Justicialista), Carlos Corach, Rodolfo Barra, Eduardo Duhalde, Ramón Ortega y otros encumbrados dirigentes del “entourage” menemista.


Cabe analizar a continuación si la presidente pudo haber tenido tan exitosa carrera profesional antes de 1989. La realidad es que, en 2003, cuando Néstor y Cristina Kirchner llegaron a la Casa Rosada, reconocieron en sus declaraciones juradas $ 6.851.810. En su declaración correspondiente al 2009, CFK juró tener $ 55.537.290, casi $ 10 millones más que el año anterior. Esto muestra la evolución de su economía ante el gran salto de 2008, cuando su patrimonio creció 158% respecto de la anterior declaración. Y en su última declaración jurada, correspondiente al 2011, reconoció un patrimonio total propio de 39.572.589 pesos y que el ex presidente le dejó como herencia poco más de 31 millones de pesos. Es la mitad de sus propiedades, bienes, sociedades, dinero y deudas. La otra mitad se reparte entre los hijos, Máximo y Florencia, en partes iguales. O sea, un total de 70 millones de pesos, pero de origen propio 40 millones que, con respecto a su mitad de los 7 millones declarados por el matrimonio en el 2003, representan un incremento de mas del 1100%.

Y bien, ¿puede aceptarse que este incremento se originó en una actividad profesional de la cual no hay indicios en ninguna de sus declaraciones juradas como legisladora? Menos creíble sería todavía que este enriquecimiento vertiginoso a partir del 2003 sea el producto del ejercicio de la abogacía antes de 1989, cuando ella no ejercía ningún cargo público. Si bien los honorarios profesionales a veces demoran largos años en cobrarse, estamos hablando de un cuarto de siglo de diferencia, lo que convierte en absurda esta posibilidad. Queda por demás claro, entonces, que el impresionante crecimiento patrimonial de los Kirchner se inicia a partir del 2003 y que no se conectaría en modo alguno con una improbable actividad profesional. Por otra parte, en diciembre del 2009, el Juez Federal Norberto Oyarbide sobreseyó a los Kirchner en la causa en la que se investigaba su presunto enriquecimiento ilícito durante 2008, año en el que su patrimonio declarado se multiplicó como nunca, hasta aumentar 28 millones de pesos. En el fuerte debate que se generó por las discrepancias entre los peritos que intervinieron en el tema, no hubo siquiera una mención a la existencia de ingresos originados en honorarios profesionales.

La respuesta a lo ocurrido en Harvard parece darla el sentido común. La presidente utilizó un evento internacional en una de las principales universidades del mundo para mentir acerca de las causas del crecimiento de su patrimonio. Es que si hubiera dicho la verdad, sería obvio que los supuestos ingresos de su hipotético estudio jurídico jamás fueron declarados ante la AFIP, lo que podría configurar los delitos de falsedad ideológica y evasión impositiva, entre otros. En un país en el cual las instituciones funcionan normalmente, la AFIP ya debería estar reclamándole a la presidente que explique de qué se tratan estos ingresos de su estudio jurídico que no aparecen en ninguna de sus declaraciones juradas. En definitiva, estas afirmaciones hechas en Harvard reabren la puerta para el debate sobre el presunto enriquecimiento ilícito del matrimonio Kirchner. En efecto, ¿por qué CFK no contestó la pregunta ateniéndose a lo expresado en sus declaraciones juradas durante el período de su mayor enriquecimiento, es decir, desde el 2003? De las mismas surgen las supuestas causas de este crecimiento patrimonial, o sea, la compra y venta de inmuebles, la adquisición de terrenos a valores que no existen en el mercado, y una destacable capacidad para hacer rendir los alquileres y los depósitos a plazo fijo. El hecho de que la presidente haya preferido mentir a sostener en un foro internacional las mismas explicaciones que dio en sus declaraciones juradas estaría indicando lo difícil que es defender estas últimas. A todo esto se le suman, además, las conocidas sospechas acerca de su título de abogada, que motivaron varias presentaciones judiciales que no aclararon el tema. El episodio de Harvard recrea entonces una paradoja más de las tantas que caracterizan al kirchnerismo. A partir de que el año pasado la AFIP pasara a controlar el mercado cambiario, este organismo pasó a tener una gravitación inédita en la vida de los argentinos. En el medio de esta enorme presión impositiva, la presidente acaba de decirle al mundo que el crecimiento de su fortuna no coincide con sus declaraciones juradas. En el colmo del doble discurso, respondiendo también en Harvard acerca del cepo cambiario, ella advirtió que los que tengan dólares no declarados van a tener que justificar el origen de los mismos.

(*) Periodista profesional, ex diputado provincial por Santiago del Estero del Partido Justicialista, ex Convencional Nacional Constituyente en 1974 por el Partido Justicialista de Santiago del Estero.

(Fuentes: Archivo General de la Nación, Biblioteca del Congreso de la Nación, Boletín Oficial de la Nación, Registro Notarial de la Nación, Colegio de Abogados de la ciudad de La Plata, diarios La Nación y Clarín de la República Argentina, y diarios The Washington Post, USA Today y New York Times de los Estados Unidos; Consultora Tábano de la ciudad de Buenos Aires)

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