El dato
lo dio a conocer revista Noticias en febrero de 2010, pero no causó el efecto
esperado. Se trata de la hija extramatrimonial que el hoy senador Aníbal
Fernández oculta con todo su esfuerzo. Lo hizo bien, ya que hasta el día de hoy
logró que no trascendiera más allá de la portada de la mencionada publicación.
Tras dos
meses de investigación, Noticias pudo certificar con once fuentes —todas
cercanas a Fernández, y cuatro de ellas de su entorno más íntimo— lo que se
contará en estas páginas. El jefe de Gabinete tiene una hija no reconocida con
la funcionaria en cuestión. La chica ya cumplió 14 años y Fernández se resiste a
darle su apellido, a pesar a ser el ministro más poderoso del Gobierno que hizo
de los derechos humanos su principal bandera. ¿Es aceptable que alguien que
ocupa ese destacado cargo, y que ejerció, además, el de ministro de Justicia y
Derechos Humanos, le niegue a su hija el derecho a la identidad, uno de los más
básicos e importantes que hay?
Las
fuentes que corroboraron la información sobre Fernández y su hija
extramatrimonial son un estrechísimo ex colaborador de él durante muchos años,
un viejo amigo que lo visita al menos dos veces por semana, un ex ministro que
lo conoce en detalle por la gestión que compartieron, uno de los hombres que
antecedieron a Aníbal en su actual cargo, un conocido referente del peronismo
bonaerense, un poderoso ministro con el que tiene trato diario, un colaborador
externo de la Jefatura de Gabinete, un diputado cercano a él, un ex jefe de
Inteligencia con el que compartió el Gabinete en otros tiempos, uno de los pocos
periodistas en los que confía y un operador de la Casa Rosada vinculado al
funcionario.
El
propio Fernández, consultado sobre su hija no reconocida, le contestó a Noticias
en tres oportunidades: “De mi vida privada no voy a hablar”. Y otra fuente
clave, el ex marido de la funcionaria de Aníbal, dio una respuesta brutal cuando
esta revista lo consultó sobre la verdadera paternidad de la chica, que en los
papeles lleva su apellido y no el de Fernández. Ante la pregunta de si ella era
hija de Aníbal, el hombre dijo, irritado: “¿Y cuál es el problema si así
fuera?”.
TDP
intentó lograr la palabra del hoy Senador Nacional, pero nunca logró que este
respondiera el cuestionario enviado a su entorno. Tampoco intentó quebrar el
silencio oficial sobre el tema, pero no lo logró. "Es un tema del que no se
puede hablar, la orden la bajaron en su momento y nadie la deshizo", reveló a
este portal un secretario de Estado que suele acompañar a Cristina en sus viajes
más importantes.
Como se
ve, los proclamados derechos humanos siguen siendo solamente una cuestión
propagandística, de la boca para afuera nada más. El problema no es solamente
Aníbal Fernández, sino todo el aparato del Estado que lo protege con su cómplice
mutismo.
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