viernes, 24 de mayo de 2013

DE DECADAS PERDIDAS


LA DÉCADA DESPILFARRADA

Por Jorge R. Enríquez


El próximo 25 de mayo el gobierno kirchnerista cumple diez años. Para nuestro deshonor, un matrimonio ha gobernado una década y para el final del actual mandato habrá alcanzado doce años ininterrumpidos en el poder, dos más que Menem y tres más que Perón (salvo que se cuente como inicio de este último el 4 de junio de 1943, fecha del golpe de Estado que habría de derivar en el peronismo).
El Poder Ejecutivo está preparando grandes festejos para el 25 de Mayo. Como siempre, pero en esta ocasión con mayor intensidad (la superstición del sistema decimal, habría dicho Borges), le dará a la fecha patria un tinte partidario. Ya los avisos en Fútbol para Todos hablan de dos cifras: 203 años de la Revolución de Mayo y 10 años de...algo que no se nombra con precisión, pero que dio inicio, según la publicidad, al trabajo y a cuanto pueda imaginarse como deseable en un país. El televidente se queda con la impresión de que hace una década la Argentina fue refundada (el "re" es una concesión a los patriotas de Mayo).
La propaganda oficial se refiere a la "década ganada". Un breve repaso de los años kirchneristas permite llegar fácilmente a la conclusión opuesta.
En el aspecto económico, luego de transitar por los mejores tiempos que la Argentina pudo vivir en cuanto al contexto internacional - altísimos precios de los commodities, bajas tasas de interés, etc. -, terminamos con un insólito cepo cambiario como burdo intento de evitar la fuga de dólares, mientras nuestros países vecinos procuran lo contrario, que no les lluevan las divisas para que sus monedas no se aprecien demasiado.
Alta inflación - récord en el continente, junto a Venezuela -, que pasó del 13,4 % en 2003 al 23,7 % en el último año, estancamiento, bajísima inversión, aumento del desempleo, disminución de la productividad, pésima infraestructura, lamentable servicio de transportes, pérdida del autoabastecimiento energético, que nos ha llevado al absurdo de gastar $112.000.000 por día para subsidiar los consumos de gas y electricidad, brusca caída del stock ganadero, crecientes problemas de competitividad, baja de las reservas del Banco Central, aumento sideral del gasto público, déficit fiscal financiado con emisión monetaria, incertidumbre, persistente baja de la confianza.
En el plano internacional, aislamiento, alianzas con autoritarismos (Venezuela, especialmente) o  teocracias (Irán). Indiferencia, primero, y ya franca hostilidad de la comunidad de países avanzados por la reiteración de incumplimientos de compromisos. Conflictos con las naciones vecinas y virtual extinción del Mercosur.
En el campo social, desbordante clientelismo, que condena a millones de compatriotas a ser siervos en un inmoral pacto de vasallaje que los congela en su situación de pobreza y les impide crecer como ciudadanos, hipotecando nuestro futuro, conclusión a la que se arriba cuando las estadísticas nos indican que 4 de cada 10 chicos y adolescentes sufren la pobreza en la Argentina.
En esa situación hoy se encuentran según el fabulador INDEC 2.200.000 argentinos, o sea el 5,4 % de la población. Cifra tramposa. porque la realidad plasmada por el Observatorio de la Deuda Social de la UCA nos indica que 11.000.000 de compatriotas (el 26,9%) están en ese estado de pauperrimidad.
Idéntica disparidad se observa cuando hablamos de indigencia: mientras el mendaz organismo gubernamental, partiendo de la cínica premisa que una persona puede vivir con 6 pesos por día, dibuja el número de 600.000 personas (1,5 %) que se encuentran en esa desdichada condición; la investigación de la referida Universidad, por su parte, arroja el tristísimo dato de 2.200.000 (5,5%) de indigentes.
En el ámbito educativo, constante pérdida de la calidad de la enseñanza y de los días de clase. Supresión de toda idea de rigor y de excelencia. Facilismo y muchachismo en el mundo de la información y de la competencia.
En el terreno institucional, deliberado debilitamiento de los partidos, sometimiento del Congreso e intento de subordinación absoluta de la justicia, asfixia del federalismo, concentración de todo el poder en la presidente, alarmante crecimiento de los índices delictivos y, por ende, de la inseguridad pública.
Avasallamiento de la libertad de expresión a través de las más variadas vías, particularmente la ley de servicios comunicación audiovisual, desde cuya sanción el 94 % de los medios creados ha sido estatal, generándose así un formidable monopolio mediático al servicio del kirchnerismo. 
En el marco moral, sin dudas el gobierno más corrupto de la historia argentina, con un estilo de robo tan descarado que será algún día objeto de novelas como las de Vargas Llosa, García Márquez o Roa Bastos.
¿Cómo llamar a esta década? Acaso la década despilfarrada.
El daño es enorme. Son enormes también las reservas morales de los argentinos, que sabremos salir del atolladero y terminar algún día con esta ya muy larga decadencia.

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