domingo, 26 de mayo de 2013

POEMAS CON NEUROSIS: cuarenta años de otras emociones.

 

Hoy hace cuarenta años que presentamos “poemas con Neurosis”, en la biblioteca 9 de julio. Recuerdo esos años en que una inclaudicable actividad cultural se manifestaba en todos los órdenes, y en todos los espacios, generada por una juventud activa y participativa, que salía a respirar un poco de aire puro, después del agobio de una de las tantas dictaduras que atormentó la conciencia del ser nacional.
 
Éramos un grupo de veinteañeros con muchas ganas de manifestarnos desde espectro cultural. Y era el momento oportuno porque los medios, las instituciones, los claustros y la propia calle estaban dispuestas para recibir y publicitar un amplio cumulo de expresiones que se generaban desde todos los ámbitos.
 
Antes había publicado en una muestra conjunta el recordado: “Santiago: 7 poetas” que se agotó a días de su presentación. Quizá fue lo que me motivó a irrumpir en el campo de las letras con una publicación tan temprana, como presuntuosa.
 
La Dirección General de Cultura, avaló mi propuesta y mediante una especie de “préstamo” por intermedio del entonces banco provincial, se financió la obra que imprimió el Boleten Oficial en cantidad de mil ejemplares.
 
La ilustración de tapa, la realizó el joven plástico Juan Francisco Grupalli. Un amigo que ya no está entre nosotros, escribió la solapa, más otro amigo, el recordado Ricardo Dina Taralli suscribió una suerte de prologo en la contra tapa:
 
“Poemas con Neurosis”, Sugestivo titulo de este poemario que recoge en una línea emotiva-intencional la obra de un poeta santiagueño de las últimas promociones. Es una indagación consciente en torno a la aventura existencial de nuestra hora, que amenaza al hombre cuando “equivoca el camino de lo arcano”, en su universal condición de ser. Justamente la neurosis deviene con hondura de personaje para definir una época en márgenes de alineación, donde el ancestro se obnubila –en la expresión de nuestro poeta- para dar una imagen divergente de la historia.”
 
“Hay algo que concilia en todo avatar las posiciones extremas, lo inefable a través de la poesía: “más allá de las cosas que convivo/ se muestra oculto mi emblema de poeta”… Es en su verdad la que madura en el itinerario del yo que se empina vertical en el ligero tono de balada que representan sus poemas. Aires de nostalgia, “ecos de lo adverso”, crisol que plasma desde “un camino incierto”, pero que es la parábola simbólica que vive como escritor santiagueño.”
“Raíces y símbolos, donde “el sabor a tiempo despreciado” se resuelve en la imaginación poética con las “márgenes sedientas de la aurora”. Indudable acierto en el cierre del poemario: agazapado el hombre desde un mundo variable, queda en la temporalidad “un manto de poeta” y la “exactitud de un niño”, vibración y memoria.”
 
Lamentablemente muy poco tiempo nos duró el entusiasmo de la participación juvenil en el quehacer cultural. Una nueva dictadura –espero sea la última- se instaló entre nosotros y cada cual eligió la mejor forma de sobrevivir.
 
Sin duda alguna, ese fue el tiempo de hacer cultura con mayúscula, cuando la actividad oficial en la materia era incansable y los pocos recursos con que contaban, lo ponían a disposición del artista santiagueño. Los dorados años setenta dejaron una huella que pocos transitan y los que debieran hacerlo, la desconocen.
 

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