sábado, 21 de diciembre de 2013

SANTIAGO Y SU BUENA PRENSA

EL GOBIERNO DE SANTIAGO TIENE “BUENA PRENSA” 
por Pinguy Juárez.-

 
Pelado Suarez: se tragó el sapo y se lo puso en la vidriera como al perro malo.
Finalmente, en estas horas, el director editorial del modesto diario “Ultima Hora”, Juan Pablo Suarez, recuperó la libertad al cabo de 10 días de arresto involucrado en un “supuesto” delito de sedición.
 
La presión en pos de la liberación del periodista santiagueño, partió de la difusión del episodio y las “causas” incoadas sobre él, a través de los medios y entidades periodísticas nacionales.
 
No sería de extrañar que alguna “orden” proveniente de las esferas de la Casa Rosada haya influido también, toda vez que el Jefe de Gabinete Nacional Jorge Capitanich que en su habitual encuentro con la prensa, al ser abordado por el caso Lázaro Baez dijo: “la libertad de expresión es irrestricta en el país”.
 
Con todos estos antecedentes, Suarez mal podía entonces continuar privado de su libertad, toda vez que el procedimiento de la privación de ella pasó por gruesos errores judiciales que ameritan un profundo análisis de la conducta de los tribunales santiagueños.
 
Una imputación de gravedad inusitada, como es la de intentar desestabilizar a un gobierno ha dicho ADEPA; y en otra crónica se señala “la justicia es el brazo armado del gobierno santiagueño”. El delito de sedición es una figura aberrante al pretenderla compatible a las esferas de la justicia federal.
 
En este caso fue una jueza provincial - Rosa Falco - quien ordenó el allanamiento de las oficinas del periódico, el secuestro de cámaras filmadoras y la detención de Suarez, cuando lo que correspondía era solicitar al Juez Federal su intervención para que evalúe y dicte los procedimientos de rigor. No es error de interpretación, es demasiado burda la treta.
 
Por lo visto se advirtió el error o los riesgos de la fallida medida y la citada jueza Falco giró los antecedentes para que Guillermo Molinari asuma la competencia, pero sobre un episodio consumado
 
LIBERTAD DE EMPRESA, PERO NO DE PRENSA 
 
Durante los diez días de detención de Suarez, ningún medio local- salvo esporádicas y honrosas excepciones - dieron cuenta públicamente del episodio que privó de su libertad al editor de “ Ultima Hora”.
Solamente el endeble corresponsal de “clarín” que envió el informe para contar que el periodista ya había sido liberado, después que La Nación, TN Infobae y tantos otros de habían expedido.
 
 No extrañaría que esa crónica ameritó desde de la redacción central del matutino porteño una “bajada de línea” para que su "despistado" corresponsal produzca el informe. Pero antes, nadie dijo una palabra, salvo los mencionados.
 
Por estos pagos, el Sindicato Circulo de la Prensa tampoco se hizo eco del caso. Esto se traduce en que tal entidad solo conserva personería jurídica y un sello. Por estos tiempos el gremio de los periodistas santiagueños estaría acusando una grave acefalía. Se le ha pedido la renuncia a su titular Jacqueline López Capua - no reconocida ya como tal - quien tiene como único antecedente profesional en el ambiente de los medios el de haber conducido un programa de televisión por cable de corte femenino y recreativo en algún tiempo.
 
En Santiago abundan a partir de la “era” Zamora un sinfín de paginas webs y periódicos impresos de distribución gratuita que forman parte de “la buena prensa” con que cuenta el gobierno.
 
Concretamente. La política en este sentido impuesta por el hoy esposo de la nueva gobernadora y senador de la nación fue “apuntalar” económicamente a toda expresión periodística en Santiago “que no navegue en contra de la corriente”. Un volumen dinerario muy importante que se destina mensualmente para la “autocensura” y que se reparte proporcionalmente entre los medios mas importantes con cifras muy elocuentes, hasta llegar al modesto periodista que cuenta con un “digno” ingreso fijo para “calmar sus nervios”.
 
Probablemente en ese graciable reparto de dineros, Suarez no haya tenido suerte y quedó al margen de alguna “coparticipación”. De allí que sus notas editoriales en contra de Zamora y la actual gobernadora denoten una dura y marcada oposición. Con esta clásica estrategia del poder de un medio periodístico - el cuarto, como se le llama - acaso estaría forzando algún arreglo aun sin éxito, como ocurre con otras expresiones que vemos en las paginas webs que cambiaron de postura de la noche a la mañana. Solamente él y quienes decidieron privarlo de su libertad lo deben saber.
 
La realidad apunta a señalar que los periodistas de los medios son simples ejecutores de crónicas o informes, pero no ejercen la libertad de prensa en sus escritos. Son empleados de un diario, una radio o un canal de televisión.
 
Ese instituto libertario amparado por la constitución es de exclusiva incumbencia de los dueños de los medios, que dicen que se publica y que no. Una decisión que se grafica también como una suerte de "termómetro" oportunista para saciar sus apetencias dinerarias, y otras aspiraciones empresariales frente al mejor cliente avisador que tiene: el gobierno.   
 

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