sábado, 10 de agosto de 2013

MAS DE LO MISMO

UN EXTRAORDINARIO CORAJE PARA VIOLAR LA LEY
Por Jorge R. Enríquez
 
El artículo 64 quater del Código Nacional Electoral prohíbe, a partir de los quince días anteriores a las elecciones, "realizar actos inaugurales de obras públicas, el lanzamiento o promoción de planes, proyectos o programas de alcance colectivo y, en general, la realización de todo acto de gobierno que pueda promover la captación del sufragio a favor de cualquiera de los candidatos a cargos electivos nacionales por parte del Poder Ejecutivo Nacional”.
 
El propósito de la norma es claro: consiste en evitar el show de frenéticas inauguraciones y actos oficiales de todo tipo destinados a servir de apoyo en las campañas proselitistas a los candidatos oficiales.
 
Conviene ahondar un poco más en el sentido de esa prohibición. Por un lado, los gobiernos suelen sostener que tienen la obligación de administrar y, como se dice ahora, "gestionar", y que esa es una actividad permanente en beneficio del interés general que no puede ser interrumpida. Y agregan que si las realizaciones de un gobierno influyen en el voto, esa es una influencia legítima.
 
Es una argumentación en apariencia plausible, pero falaz. Porque lo que no es correcto es concentrar gran parte de las inauguraciones en los últimos días. ¿Por qué no lo es? Porque el gobierno, de esa forma, altera el principio de igualdad entre los
candidatos e inclina la cancha a su favor. La oposición, que no cuenta con esa posibilidad, se ve en una situación desfavorable.
 
Si eso es así en cualquier caso, lo es más en el contexto de la ley actual, que impide la propaganda privada por medios audiovisuales y la circunscribe a los reducidos espacios que se concede a los partidos políticos en una situación a primera vista equitativa, porque el partido oficialista también debe someterse a esa restricción.
 
Pero esto más que una ficción, es una tomadura de pelo. El gobierno, mientras tanto, tiene -y usa y abusa de ellos- todos los medios para seguir haciendo propaganda en su favor, entre otros la enorme cadena oficial y paraoficial de medios adictos, que conforman el más colosal y monopólico multimedio. También, el empleo despiadado de las cadenas nacionales.
 
Por lo tanto, la regla del artículo 64  quater cobra aún más sentido y su observancia debe ser vigilada con el mayor celo, en particular ante un gobierno nacional congénitamente tramposo, como el que nos rige.
 
Por supuesto, la presidente de la Nación viola esa prohibición en forma constante y con toda impudicia. Inaugura cualquier cosa, por insignificante que sea, para tener la oportunidad de hacer proselitismo. Y cuando es denunciada por esa conducta se victimiza y señala que seguirá haciéndolo porque tiene coraje. Curiosa vanagloria la del coraje para delinquir. Qué triste mensaje dimana del vértice del poder político!. Así estamos, así nos va. El kirchnerismo nunca deja de depararnos ingratas sorpresas.

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